Cuenta la leyenda que el primer vikingo colono en la zona, Prasi Pórofsson, escondió un tesoro en una caverna que había tras la cortina de agua de la cascadada Skógafoss. Años más tarde, un niño descubrió el tesoro y al tirar de él por una arándela, esta se desprendió quedándose con ella en la mano y perdiéndose entre las aguas, el tesoro para siempre.
Si algo fascina de Islandia no son sólo los paisajes sino la cantidad de historias, mitos y leyendas que se cuentan de estas tierras, y de las que los islandeses son reacios a desmentir.
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Cuatro españoles, en un día gris, triste, lluvioso, y cerrado por la niebla, pudieron llegar a convertirse también en otra leyenda más de estas tierras visitadas...
13 de Agosto de 2013
Hoy amanecía el típico día islandés, una lluvia fina que sin darnos cuenta iba calando poco a poco nuestras ropas. Iba a ser un día muy, muy húmedo...
Aún no estábamos muy despiertos y la ausencia de ducha complicó ya de buena mañana el comienzo del día, para algunos más que para otros... En el camping sólo había dos duchas, que había que pagar aparte y que por lo visto no aseguraban agua caliente, y tras oir algún que otro quejido decidimos posponer un poco más esa ansiada ducha, sin saber que ocasiones no faltarían desde el primer momento... aunque eso sí , con el botón "off" de agua caliente.
La cascada Skógafoss no se veía igual que ayer. El estruendoso ruido del agua, el vapor que se producía al romper contra el suelo, y la nieblina que iba envolviendo el paisaje poco a poco daba al lugar un halo de misterio. Sin duda, otra cara de este salto de agua, donde cualquier leyenda podría coger aún más fuerza.
Quizás en otro momento o situación no me hubiera ni planteado ponerme a explorar la zona, pero creo que aquí empezaba uno de esos pequeños "esfuerzos" que requiere viajar en Islandia, y del que hay que hacerse a la idea cuando vienes. El tiempo no acompañará en un montón de momentos y si quieres ver cosas será bajo un inseparable compañero, la lluvia. Por suerte era tan fina y constante que aprendí a ignorarla, aunque cuando quieres darte cuenta estas totalmente calado.
A la derecha de la cascada había unas empinadas escaleras que subían hasta arriba, obteniendo unas buenas vistas de la zona, aunque no tanto de la cascada.
Desde aquí comienza una larga y bonita ruta hasta Pórsmörk, punto final del famoso trekking de varios días que llega a Landmannlaugar. Esta ruta pasa entre el glaciar Eyjafjajökull, el cual pudimos ver el día anterior desde la carretera, llegando a Skógafoss. Quizás algunos os suene tan raro nombre y es que bajo él, se encuentra el famoso volcán que en 2010 paralizó el tráfico europeo. Esta pudo ser sin duda una posible alternativa de excursión, en caso de haber tenido mejor día, o de no haber hecho el trekking del día anterior en Landmannlaugar, pero todo no se puede...eso habrá que dejarlo para otro viaje...todavía nos esperaban muchas cosas durante el viaje!
En el ascenso por las escaleras, a mitad más o menos, hay un pequeño camino que lleva a una especie de saliente o mirador, desde donde se puede contemplar ya a una buena altura la cascada, y desde donde esta parecía ser custodiada por la mirada petrificada de un troll. Las vistas eran muy bonitas tanto aquí como arriba, pero en mi opinión me quedo con las de abajo, la sensación de poder acercarte hasta la cascada y casi tocarla es increíble. Algunos pensaron y comentaron "your friend is crazy!" pues sí, quizás un poquito, a falta de ducha ya teníamos la primera del día. La mojadura fue buena y me obligó a cambiarme y estar dándome con el secador en el baño antes de irnos, pero soy una loca que repetiría, me acercaría de nuevo a los pies de la cascada para poder sentir la fuerza con la que el agua rompía a pocos metros de mis pies, haciéndome sentir insignificante bajo tal brutal caída de agua.
Bueno, antes de irnos habíamos leído que junto a Skógafoss estaba el pueblo de Skogar donde se podía visitar un museo de arte popular. El pueblo era tan minúsculo, que despistados nos lo pasamos, y tuvimos que retroceder. Podéis imaginar cómo sería... creo que contamos un hotel, tres casas y un museo ¿?¿¿
Al final decidimos no pagar la entrada y desde fuera vimos y curioseamos las pequeñas granjas con tejados de turba donde en su interior, hasta donde pudieron alcanzar nuestros ojos, pudimos ver en alguna utensilios de labranza.
Ahora sí que poníamos rumbo a la carretera. Hoy teníamos previsto llegar hasta el Parque Nacional de Skaftafell, pues al día siguiente teníamos contratada una excursión por el glaciar.
El trayecto no era muy largo, unos 180 kms desde allí, pero había bastantes paradas en el camino, aunque no sabíamos cuántas podríamos hacer por el tiempo. Si la lluvia era molesta, la niebla era el peor de nuestros enemigos, cuánto más avanzábamos al sur menos veíamos.
Del paisaje verde pasamos al negro...
La primera parada poco antes de llegar a Vik era Dyrhólaey, para la que nos tuvimos que desviar un poco de la Ring Road. Toda esta zona está llena de playas de arena negra, y acantilados aunque el paisaje en tal día como hoy casi que lo teníamos que intuir. Dejamos el coche en una zona de parking y nos asomamos para ver las playas de arena negra, la marea subía , y rompía muchas veces con fuerza sobre las rocas que tomaban formas caprichosas de la erosión.
Un grupo de chicos, atrevidos y valientes en su intento por bajar a la playa, quedaron atrapados sin poder dar marchar atrás, jugando y esperando el momento en que la marea bajara para poder volver a subir entre las rocas. No había mucha gente, pero al final todos estábamos atentos a cómo iban a salir de esa situación ridícula en la que se habían visto atrapados. Finalmente les resultó más fácil continuar avanzando por la playa y buscar otro lugar por donde poder subir.
(Nosotros nos reíamos sin saber lo que nos depararía la madre naturaleza en Islandia)
Bordeamos el acantilado, y nos acercamos a unas rocas que estaban bastante bajas. Jugábamos a qué foto más chula aquí y aquí...y aquí.
Imágenes de los momentos que marcaron un antes y un después en nuestro viaje.
Javitto no es engullido por la ola, desaparece por si solo al dar un paso en falso en aquella especie de balsa que todos veíamos como un pozo sin fondo. No nos dió tiempo ni a advertirle, fueron milésimas de segundo y el agua le llegaba al cuello. No dábamos crédito!!! tan solo hacia unos minutos nos habíamos estado riendo de los otros chicos y nosotros mismos nos habíamos visto envueltos en una situación más surrealista...
Angeles, en la lejanía, escondida tras su objetivo no pudo inmortalizar el momento, se quedó tan helada como Javitto bajo el mar, y pensando seguramente que clase de compañeros de viaje se había buscado para venir a Islandia!
Tampoco quiero imaginar si hubo gente contemplando tal estampa porque debió de alucinar, y más cuando ya mojado hasta el gorro, el sireno sacó de su bolsillo la cámara ahogada e intentaba encontrar en las gélidas aguas su móvil que desapareció para siempre.
Los ánimos decayeron, y el cachondeo por un momento se acabó. Al menos él estaba bien, no se había hecho daño, y aunque se perdió bastante en los Mares de Islandia, la tarjeta de memoria de la cámara se había salvado, algo es algo... Casi que lo que preocupaba era la cantidad de ropa mojada, calzado y ropa de más abrigo que se había echado a perder y era necesaria para la excursión al glaciar del día siguiente, pero bueno aún quedaban muchas horas en el día.
La lluvia fina seguía cayendo de manera intermitente, y la tensión y el pesar por lo que había ocurrido nos empujaba a abandonar el lugar. Claramente no estaba el horno pa' bollos y desde luego algunos no les quedaban muchas ganas de seguir mojándose y más cuando no había más recambios de ropa posible!
Desde el parking un sendero llevaba hasta el famoso promontorio de roca con forma de arco que preside esta costa, aunque como estaba el día tan cerrado a penas se veía. Se dice que este acantilado es un buen lugar para el avistamiento de uno de los animalillos más típicos de Islandia, que se han convertido en un icono nacional, los frailecillos, pero nosotros ante tal panorama pensamos en dejar esta oportunidad para más tarde, quizás en los fiordos del oeste, donde también es frecuente verlos.
Lo mejor era poner unos pocos de kilómetros por medio para que volviera el ambiente a la normalidad.
Volvimos hasta la Ring road y continuamos hacia Vik, pero a escasos kilómetros, de nuevo nos desviábamos hasta otra playa de arena negra, Reynisfjara. Está es una de las más turísticas de la zona, y aunque el día no acompañaba, se podía apreciar la singularidad de esta playa.
En el mar se divisan los tres famosos pináculos de Reynisdrangur, los cuales dice la leyenda que fueron trolls convertidos en rocas al sorprenderles la luz del sol mientras robaban un barco; pero lo que más nos llamó la atención fueron las columnas de basalto que se forman por la erosión del mar sobre las paredes y cuevas de los acantilados.
La parada fue breve y fugaz porque para suerte nuestra estaban rodando una película, nos seguían desde la cascada de Gljúfurárfoss y en esta ocasión les molestábamos! Nosotros subidos a las columnas y aquellos desalojando la zona. Vamos que no iba a volver a estar allí y no nos íbamos a quedar sin la foto...quién sabe quizás salimos en alguna peli islandesa, allí de fondo haciendo el mono jajjajajj
Ya era casi medio día así que la idea era comer en Vik y buscar algún sitio con lavandería donde Javitto pudiera secar su ropa mientras tanto. Consideramos que Vik era una buena opción porque ya tenía más pinta de "población" con sus 300 habitantes! Aquí entró en juego nuestra " biblia" en los viajes, la Lonely Planet, salvando situaciones como esta. Así encontramos en la zona de acampada de Vik, un pequeño edificio con todo lo que podíamos buscar: duchas de agua caliente gratis para revitalizar cuerpo y mente en un día tan húmedo y frío, una sala donde pudimos cocinar algo y estar calentitos, e incluso una secadora para Javitto aunque como no pudo comprar ficha para utilizarla porque no había nadie en la recepción, utilizó el final de un programa que alguién había dejado a medias, pero no le sirvió de mucho, todo seguía bastante mojado.
Allí nos encontramos con un español que viajaba con su novia en bicicleta y nos relataban lo duro que se hacía por la climatología, y en ocasiones tenían que dejar la bicicleta y hacer trayectos en bus porque no avanzaban. Realmente merecen toda mi admiración aquellos que viajan en Islandia en bicicleta, yo sería incapaz.
Con el estómago lleno y el cuerpo caliente, el cachondeo por la anécdota del viaje comenzó y ya no cesó, hasta las lagrimas nos caían! Pobre Javitto lo que nos tuvo que aguantar!! Menos mal que se lo tomó con humor, porque tuvimos ya para el resto del viaje ¡Qué malos que somos!
Abandonamos Vik resignados de no poder ver nada más pues el tiempo seguía sin cambiar y no paraba de llover.
Saliendo de allí el paisaje volvió a cambiar. Ahora era desolador, desértico, campos de lava solidificada a ambos lados de la carretera. Este pequeño pueblo islandés está relativamente cerca de uno de los volcanes que más preocupan a los islandeses, el volcán Katla, que duerme bajo el glaciar Myrdalssandur, y que en el caso de explosionar los daños serían muy importantes; por ello los habitantes de Vik se preparan periódicamente para una posible evacuación, si se diera el caso.
Durante el camino vimos varias señales de pequeños puntos de interés turísticos para ver, pero sinceramente el día cerrado y la lluvia nos quitaban las ganas. Habíamos tenido bastante agua en el día...sólo hicimos una parada rápida en el pueblo con nombre más raro e impronunciable de toda Islandia Kirkjubæjarklaustur!!
Lo curioso de este sitio es su Kirkjugolf, algo aislado del pueblo y perdido en medio el campo.
La verdad es que nos costó un poquito encontrarlo, y cuando llegamos allí estaba, en medio de la nada. La naturaleza de manera caprichosa había creado un suelo en forma de panal, con hexágonos casi perfectos, producto de esas famosas columnas de basalto erosionadas y alisadas que se fundían contra el suelo y que empezábamos a ver cada vez con más frecuencia.
Sin mucho más que ver, partimos ya con ganas de llegar al P.N. Skaftafell, donde acamparíamos esta noche. La idea de dormir a los pies de un glaciar puede sonar casi "idílico" pero yo ya pensaba en todas las capas posibles de ropa que me podía poner...No es que seamos masocas pero es que encontrar sitio para dormir en esta zona es casi imposible. La oferta limitadísima, y la poca que hay carísima. Así que la gran mayoría hace noche en este inmenso camping que tiene todo tipo de facilidades, y desde la que parten excursiones al glaciar. También otro posible sitio económico donde dormir era en Svinafell, a pocos kilómetros de allí, donde además de la zona de acampada hay algunas cabañas pero hay que ser rápido si quieres reservarlas.
Era pronto y el tiempo parecía que nos daba un poco de tregua, qué descanso! ya era hora! lo que nos fue perfecto para explorar un poco el lugar.
Una excursión muy recomendada aquí (a parte por supuesto de la del glaciar) es la cascada Svartifoss. Un trekking sencilllo de 1h.30-2h i/v que parte desde el mismo camping. Y como nos habíamos hecho unos aficionados a esto de las cascadas allá que fuimos...
Desde el sendero enseguida se dejó ver la cascada.
No es una cascada caudalosa, pero lo que la hace especial son esas paredes negras formadas, una vez más, por columnas de basalto, tan presentes en todo el viaje, y que sin darnos cuenta ya habíamos visto, desde el primer día representadas en la iglesía de Reykjavik.
De vuelta al camping, y aún no teníamos muy claro si plantar tienda o dormir en coche, porque el cielo amenazaba lluvia, y lluvia y frío igual se hacía insoportable...
Bueno, lo primero localizamos las secadoras donde Javitto podía conseguir ropa seca para mañana. Parecían lo suficientemente potentes como para conseguirlo, de hecho tenía tantos programas que teníamos miedo de colocarlo en alguno tan fuerte que el problema fuera al día siguiente el tamaño de la ropa.
Llevábamos un buen cachondeo con él, vaya día que llevaba! pero aún no había acabado...
Atención a lo que pasó momentos después cuando nos fuimos a cenar, porque para algunos empezaba a ser una NECESIDAD el que el día terminara ya, y por la cuenta que nos traía a los demás también...
Justo antes de sentarnos a cenar en la cafetería que había en el centro de información recordé que había olvidado algo en el coche.
¿Os podéis imaginar dónde acabaron las llaves del coche?
Al final decidimos no pagar la entrada y desde fuera vimos y curioseamos las pequeñas granjas con tejados de turba donde en su interior, hasta donde pudieron alcanzar nuestros ojos, pudimos ver en alguna utensilios de labranza.
Ahora sí que poníamos rumbo a la carretera. Hoy teníamos previsto llegar hasta el Parque Nacional de Skaftafell, pues al día siguiente teníamos contratada una excursión por el glaciar.
El trayecto no era muy largo, unos 180 kms desde allí, pero había bastantes paradas en el camino, aunque no sabíamos cuántas podríamos hacer por el tiempo. Si la lluvia era molesta, la niebla era el peor de nuestros enemigos, cuánto más avanzábamos al sur menos veíamos.
Del paisaje verde pasamos al negro...
La primera parada poco antes de llegar a Vik era Dyrhólaey, para la que nos tuvimos que desviar un poco de la Ring Road. Toda esta zona está llena de playas de arena negra, y acantilados aunque el paisaje en tal día como hoy casi que lo teníamos que intuir. Dejamos el coche en una zona de parking y nos asomamos para ver las playas de arena negra, la marea subía , y rompía muchas veces con fuerza sobre las rocas que tomaban formas caprichosas de la erosión.
Un grupo de chicos, atrevidos y valientes en su intento por bajar a la playa, quedaron atrapados sin poder dar marchar atrás, jugando y esperando el momento en que la marea bajara para poder volver a subir entre las rocas. No había mucha gente, pero al final todos estábamos atentos a cómo iban a salir de esa situación ridícula en la que se habían visto atrapados. Finalmente les resultó más fácil continuar avanzando por la playa y buscar otro lugar por donde poder subir.
(Nosotros nos reíamos sin saber lo que nos depararía la madre naturaleza en Islandia)
Bordeamos el acantilado, y nos acercamos a unas rocas que estaban bastante bajas. Jugábamos a qué foto más chula aquí y aquí...y aquí.
Imágenes de los momentos que marcaron un antes y un después en nuestro viaje.
Guillermo - Sal de ahí que te vas acabar mojándo
Gracia- Un momento rapidito y ya! Tira foto, tira foto!
Guillermo- Que viene ola, que viene ola!
Todos- Uyyyy! Casi....jajajjja
Guillermo- A dónde vas Javitto? Qué te va a pillar la ola!!!
Gracia- Hazle ahora foto, qué mola!
Guillermo- Cómo venga una ola!
En este momento una minúscula ola rompe, dejando ver un poco de espuma blanca que contrasta sobre el paisaje negro..
Gracia- Ay, qué pena! Es que es tan pequeña...con la espuma blanca quedaba perfecta.
Javitto- Bueno, yo ya me voy chicos...
Guillermo- No hombre, no, ahora que estas ahí... Espera un poco a ver si viene otra más grande. Tu súbete un poco más arriba por si acaso.
Y llegó el momento...
- Qué viene una ola, no qué es un tsunami!!! Javitto bájate que te pilla!!!
Javitto se apresura a retroceder, pero las rocas están resbaladizas. Segundos de tensión que pasan muy rápido, qué va hacer? Tiene la ola encima, nervios, histeria ¡qué me pilla!... Mira a un lado, la ola encima, mira al otro... y entonces... no sabemos que se le pasó por la cabeza. Quizás pensó que con una super-zancada a lo gacheto-pierna podría llegar por la izquierda a la orilla o quizás en dos, y sería más rápido estar a salvo.
Javitto no es engullido por la ola, desaparece por si solo al dar un paso en falso en aquella especie de balsa que todos veíamos como un pozo sin fondo. No nos dió tiempo ni a advertirle, fueron milésimas de segundo y el agua le llegaba al cuello. No dábamos crédito!!! tan solo hacia unos minutos nos habíamos estado riendo de los otros chicos y nosotros mismos nos habíamos visto envueltos en una situación más surrealista...
Angeles, en la lejanía, escondida tras su objetivo no pudo inmortalizar el momento, se quedó tan helada como Javitto bajo el mar, y pensando seguramente que clase de compañeros de viaje se había buscado para venir a Islandia!
Tampoco quiero imaginar si hubo gente contemplando tal estampa porque debió de alucinar, y más cuando ya mojado hasta el gorro, el sireno sacó de su bolsillo la cámara ahogada e intentaba encontrar en las gélidas aguas su móvil que desapareció para siempre.
Los ánimos decayeron, y el cachondeo por un momento se acabó. Al menos él estaba bien, no se había hecho daño, y aunque se perdió bastante en los Mares de Islandia, la tarjeta de memoria de la cámara se había salvado, algo es algo... Casi que lo que preocupaba era la cantidad de ropa mojada, calzado y ropa de más abrigo que se había echado a perder y era necesaria para la excursión al glaciar del día siguiente, pero bueno aún quedaban muchas horas en el día.
La lluvia fina seguía cayendo de manera intermitente, y la tensión y el pesar por lo que había ocurrido nos empujaba a abandonar el lugar. Claramente no estaba el horno pa' bollos y desde luego algunos no les quedaban muchas ganas de seguir mojándose y más cuando no había más recambios de ropa posible!
Desde el parking un sendero llevaba hasta el famoso promontorio de roca con forma de arco que preside esta costa, aunque como estaba el día tan cerrado a penas se veía. Se dice que este acantilado es un buen lugar para el avistamiento de uno de los animalillos más típicos de Islandia, que se han convertido en un icono nacional, los frailecillos, pero nosotros ante tal panorama pensamos en dejar esta oportunidad para más tarde, quizás en los fiordos del oeste, donde también es frecuente verlos.
Lo mejor era poner unos pocos de kilómetros por medio para que volviera el ambiente a la normalidad.
Volvimos hasta la Ring road y continuamos hacia Vik, pero a escasos kilómetros, de nuevo nos desviábamos hasta otra playa de arena negra, Reynisfjara. Está es una de las más turísticas de la zona, y aunque el día no acompañaba, se podía apreciar la singularidad de esta playa.
En el mar se divisan los tres famosos pináculos de Reynisdrangur, los cuales dice la leyenda que fueron trolls convertidos en rocas al sorprenderles la luz del sol mientras robaban un barco; pero lo que más nos llamó la atención fueron las columnas de basalto que se forman por la erosión del mar sobre las paredes y cuevas de los acantilados.
La parada fue breve y fugaz porque para suerte nuestra estaban rodando una película, nos seguían desde la cascada de Gljúfurárfoss y en esta ocasión les molestábamos! Nosotros subidos a las columnas y aquellos desalojando la zona. Vamos que no iba a volver a estar allí y no nos íbamos a quedar sin la foto...quién sabe quizás salimos en alguna peli islandesa, allí de fondo haciendo el mono jajjajajj
Ya era casi medio día así que la idea era comer en Vik y buscar algún sitio con lavandería donde Javitto pudiera secar su ropa mientras tanto. Consideramos que Vik era una buena opción porque ya tenía más pinta de "población" con sus 300 habitantes! Aquí entró en juego nuestra " biblia" en los viajes, la Lonely Planet, salvando situaciones como esta. Así encontramos en la zona de acampada de Vik, un pequeño edificio con todo lo que podíamos buscar: duchas de agua caliente gratis para revitalizar cuerpo y mente en un día tan húmedo y frío, una sala donde pudimos cocinar algo y estar calentitos, e incluso una secadora para Javitto aunque como no pudo comprar ficha para utilizarla porque no había nadie en la recepción, utilizó el final de un programa que alguién había dejado a medias, pero no le sirvió de mucho, todo seguía bastante mojado.
Allí nos encontramos con un español que viajaba con su novia en bicicleta y nos relataban lo duro que se hacía por la climatología, y en ocasiones tenían que dejar la bicicleta y hacer trayectos en bus porque no avanzaban. Realmente merecen toda mi admiración aquellos que viajan en Islandia en bicicleta, yo sería incapaz.
Con el estómago lleno y el cuerpo caliente, el cachondeo por la anécdota del viaje comenzó y ya no cesó, hasta las lagrimas nos caían! Pobre Javitto lo que nos tuvo que aguantar!! Menos mal que se lo tomó con humor, porque tuvimos ya para el resto del viaje ¡Qué malos que somos!
Abandonamos Vik resignados de no poder ver nada más pues el tiempo seguía sin cambiar y no paraba de llover.
Saliendo de allí el paisaje volvió a cambiar. Ahora era desolador, desértico, campos de lava solidificada a ambos lados de la carretera. Este pequeño pueblo islandés está relativamente cerca de uno de los volcanes que más preocupan a los islandeses, el volcán Katla, que duerme bajo el glaciar Myrdalssandur, y que en el caso de explosionar los daños serían muy importantes; por ello los habitantes de Vik se preparan periódicamente para una posible evacuación, si se diera el caso.
Durante el camino vimos varias señales de pequeños puntos de interés turísticos para ver, pero sinceramente el día cerrado y la lluvia nos quitaban las ganas. Habíamos tenido bastante agua en el día...sólo hicimos una parada rápida en el pueblo con nombre más raro e impronunciable de toda Islandia Kirkjubæjarklaustur!!
Lo curioso de este sitio es su Kirkjugolf, algo aislado del pueblo y perdido en medio el campo.
La verdad es que nos costó un poquito encontrarlo, y cuando llegamos allí estaba, en medio de la nada. La naturaleza de manera caprichosa había creado un suelo en forma de panal, con hexágonos casi perfectos, producto de esas famosas columnas de basalto erosionadas y alisadas que se fundían contra el suelo y que empezábamos a ver cada vez con más frecuencia.
Sin mucho más que ver, partimos ya con ganas de llegar al P.N. Skaftafell, donde acamparíamos esta noche. La idea de dormir a los pies de un glaciar puede sonar casi "idílico" pero yo ya pensaba en todas las capas posibles de ropa que me podía poner...No es que seamos masocas pero es que encontrar sitio para dormir en esta zona es casi imposible. La oferta limitadísima, y la poca que hay carísima. Así que la gran mayoría hace noche en este inmenso camping que tiene todo tipo de facilidades, y desde la que parten excursiones al glaciar. También otro posible sitio económico donde dormir era en Svinafell, a pocos kilómetros de allí, donde además de la zona de acampada hay algunas cabañas pero hay que ser rápido si quieres reservarlas.
Era pronto y el tiempo parecía que nos daba un poco de tregua, qué descanso! ya era hora! lo que nos fue perfecto para explorar un poco el lugar.
Una excursión muy recomendada aquí (a parte por supuesto de la del glaciar) es la cascada Svartifoss. Un trekking sencilllo de 1h.30-2h i/v que parte desde el mismo camping. Y como nos habíamos hecho unos aficionados a esto de las cascadas allá que fuimos...
Desde el sendero enseguida se dejó ver la cascada.
No es una cascada caudalosa, pero lo que la hace especial son esas paredes negras formadas, una vez más, por columnas de basalto, tan presentes en todo el viaje, y que sin darnos cuenta ya habíamos visto, desde el primer día representadas en la iglesía de Reykjavik.
De nuevo quedábamos sorprendidos por otra cascada, cada una había sido diferente, única y especial.
Empezaba a pensar que al final del viaje podíamos hacer un ranking de cascadas, a cuál mejor, creo que iba a estar reñido entre todas...
Bueno, lo primero localizamos las secadoras donde Javitto podía conseguir ropa seca para mañana. Parecían lo suficientemente potentes como para conseguirlo, de hecho tenía tantos programas que teníamos miedo de colocarlo en alguno tan fuerte que el problema fuera al día siguiente el tamaño de la ropa.
Llevábamos un buen cachondeo con él, vaya día que llevaba! pero aún no había acabado...
Atención a lo que pasó momentos después cuando nos fuimos a cenar, porque para algunos empezaba a ser una NECESIDAD el que el día terminara ya, y por la cuenta que nos traía a los demás también...
Justo antes de sentarnos a cenar en la cafetería que había en el centro de información recordé que había olvidado algo en el coche.
Gracia- Guillermo, me dejas las llaves del coche.
Guillermo- Yo no las tengo, las tiene Javitto. Se las dí antes para que fuera a recoger toda la ropa mojada del coche.
Al momento aparece por allí Javitto.
Guillermo- Javitto, tienes las llaves? Es que las necesitamos para ir un momento al coche.
En ese momento, la cara de descomposición de Javitto era un poema. Se lleva las manos a la cabeza y sin decirnos nada sale corriendo...
¿Os podéis imaginar dónde acabaron las llaves del coche?
Muy bien narrado!!! Je,je,je
ResponderEliminarMuy chulo!! Hasta yo me he vuelto a reir!!!
Javitto
jajajaj...yo también me he vuelto a reir un montón mientras escribía el post, recordando de nuevo la escena. Ya sabes... a veces esos malos días que uno tiene durante el viaje y desearía borrar, después se recuerdan de otra manera y se vuelven días históricos jajjjajjja
ResponderEliminarLa verdad que me quito el sombrero de tu actitud ante tal aparatoso accidente y del aguante que tuviste con nosotros durante todo el viaje.
Gracias por regalarnos tantas y tantas risas durante todo el viaje y por todos esos momentos tan "buenos" para recordar!
Bonito y entretenido viaje!
ResponderEliminarHola Belen,
EliminarGracias por tu comentario y por pasarte ;-)
Jajajajaj, buenisima la anecdota! pobre hombre!!
ResponderEliminarVaya dia malo malo os hizo... pero ya sabemos que Islandia, lo mismo amanece soleado que Gris y nubloso :)
Saludos!
Anécdotas viajeras muy muy fresquitas jajjajaja
EliminarEn Islandia, yo más bien diría que puedes tener en un mismo día de todo...frío-calor, lluvia-sol, viento, niebla... Hay que ir como las cebollas, a capas y preparados para todo! ;-)
Un saludo!
ay que panzá a reír xDDD lo siento por el protagonista pero es que es buenísimo xDDD lo de las llaves ya lo remata jajaja
ResponderEliminarah si, los paisajes preciosos!! pero es que el anécdota...madre mía! cachondeo de por vida xD
Ay Verónica , cada vez que rememoramos el momento no podemos parar de reir! Encima justo cuando regresamos sale al mercado el nuevo Nokia Xperia resistente al agua, así que...ya pa' que contarte...jajjajaja
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