El antes y el después
Tan sólo hace unos días de la gran tragedia del terremoto en Nepal, y ponerme a escribir sobre mis crónicas viajeras por este país se me hace muy difícil. Esta vez este desastre natural nos ha tocado demasiado cerca, quizás porque acabamos de salir del país y nos hemos librado de vivir el horror por sólo 7 días! Creo que podemos llamarlo suerte o destino, porque cuando uno va sin planes, cambiar de opinión o escoger un día u otro para irse es cuestión del azar.
Cuando nos enteramos de la noticia no podíamos creerlo, por un momento respiramos aliviados pero enseguida se nos vinieron a la cabeza todas las personas a las que conocimos, tanto gente local de allí como otros viajeros que aún se encontraban en el país. De momento, algunos por redes sociales y whatsapps sabemos que están bien, pero otros debemos suponer y esperar que así sea...
Como siempre los mayores desastres naturales afectan a las poblaciones más desfavorecidas, y aunque parece ser que esto se esperaba que pudiera ocurrir, nada se ha hecho para evitar que el mal fuera menor. Aquel que haya estado alguna vez en Katmandú o en otra población de Nepal recordará la construcción precaria de lo edificios, o las estrechas calles de Thamel que pueden llegar a ser en estos casos una trampa mortal , o los templos que se extienden por la ciudad y que son Patrimonio de la Humanidad, siempre plagados de turistas. Un gran legado del que desgraciadamente se ha perdido parte...
Este post, al igual que los demás que escriba de Nepal no sé si servirán como "guías de viaje" porque muchas de las cosas que vimos y de las que aparecen en las fotos, ya no son, ni serán iguales después de lo ocurrido. Este post va dedicado especialmente a Katmandú, una de las más afectadas, por los buenos momentos vividos y por los recuerdos e imágenes que tardarán mucho tiempo en volver a ser lo que eran; para los que hemos estado y para los que no, para que al menos os pueda llevar un trocito de lo que la madre naturaleza se ha querido llevar.
No podemos más que sumarnos al dolor, recordarla y en estos momentos apoyarla aunque sea económicamente, ahora que tanto lo necesitan. Nosotros ya hemos hecho nuestra donación y os animamos a que vosotros también lo hagáis. Al final del post encontraréis la manera de cómo hacerlo, bien sea a través de un SMS que no cuesta mucho o de una transferencia bancaria a alguna de las ONGs que están ayudando.
Durbar Square Katmandú |
No podemos más que sumarnos al dolor, recordarla y en estos momentos apoyarla aunque sea económicamente, ahora que tanto lo necesitan. Nosotros ya hemos hecho nuestra donación y os animamos a que vosotros también lo hagáis. Al final del post encontraréis la manera de cómo hacerlo, bien sea a través de un SMS que no cuesta mucho o de una transferencia bancaria a alguna de las ONGs que están ayudando.
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Nuestro paso por Katmandú
Llegamos en un vuelo desde India a Nepal, cargados de nuevo de ilusión. Antes de tomar tierra, las imágenes que veíamos desde la ventanilla del avión prometían mucho... y aunque se trataba de otro país nos podíamos evitar preguntarnos cuanto en común podría tener con India.
Nepal es un pequeño país que limita con China por el norte y con India por el sur. Una población que a veces es difícil de distinguir por la mezcla que hay, unos más indios, otros más chinos, piel oscura y ojos rasgados. Gente tranquila, sonriente, amable, y humilde.
Recuerdo en el primer contacto con el país, buscando alojamiento, que nos preguntaron si nos había gustado India, y cuando contestamos que sí, entonces el casero de la guesthouse nos devolvió una sonrisa diciendo "pues entonces esto os va a encantar!". Y cuánta razón tenía, acabábamos de sacarnos el visado para un mes en el país y en menos de 48 horas nos estábamos planteando si sería poco. Bueno, eso ya se vería ...pero definitivamente teníamos que volver! Su gente, sus calles llenas de templos, palacios budistas e hinduístas, estupas, el ambiente de Thamel mitad hipilero, mitad montañero, con sus bandas de música de rock en directo que sonaban por las noches en las terrrazas de los pubs, y las tiendas en las que todo queríamos comprarlo porque nos gustaba. Menos mal que eso de llevar mochila y economizar el espacio te frena jejejej Solo os diré que pensábamos que con 3 días sería suficiente en Katmandú, y al final nos tiramos una semana entera, más los 2 ó 3 días antes de la vuelta! También es cierto, que los primeros días aunque por las mañanas aprovechábamos para ver cosas, las tardes las dedicábamos a preparar lo del trekking y buscar ropa para hacerlo, ya que no llevábamos nada.
Pintando los ojos de Buddha y la espiral como "nariz" que simboliza el "1", la unidad en Nepal |
Katmandú, la capital de Nepal, se encuentra situada en un valle rodeada de los picos más altos de mundo, uno de los grandes reclamos a la hora de venir a este país, así como también por su increíble patrimonio histórico y cultural. De hecho, hasta la fecha ocurrida del trágico terremoto, en el valle de Katmandú se podían encontrar siete monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Nuestro primer gran contacto con su Patrimonio fue la Plaza de Durbar en Katmandú también conocida como Plaza Basantapur. Está situada frente al antiguo Palacio Real (Hanuman Dhoka). Esta es una de las 3 plazas consideradas Patrimonio de la Humanidad con un conjunto enorme de monumentos, lleno de templos y edificios. Estábamos fascinados!
La entrada a todos los Patrimonios tiene un precio en Katmandú, en este caso eran 750 Npr., unos 7 euros, un precio que aunque suene fatal y más ahora que lo necesitan más que nunca, nos parece excesivo, si pensamos que por una habitación doble pagamos menos, y que se puede comer por 1'5 ó 2 euros en este país. Al menos con la entrada de esta Plaza, si la llevas y te la sellan en una oficina que hay por allí cerca, puedes entrar dos días. De todas formas se trata de una plaza abierta en la ciudad, por lo que si no accedes por la entrada principal es fácil pasar evitando el tener que pagar esta entrada, es más, puede ser que ocurra incluso sin querer hacerlo a posta.
La entrada a todos los Patrimonios tiene un precio en Katmandú, en este caso eran 750 Npr., unos 7 euros, un precio que aunque suene fatal y más ahora que lo necesitan más que nunca, nos parece excesivo, si pensamos que por una habitación doble pagamos menos, y que se puede comer por 1'5 ó 2 euros en este país. Al menos con la entrada de esta Plaza, si la llevas y te la sellan en una oficina que hay por allí cerca, puedes entrar dos días. De todas formas se trata de una plaza abierta en la ciudad, por lo que si no accedes por la entrada principal es fácil pasar evitando el tener que pagar esta entrada, es más, puede ser que ocurra incluso sin querer hacerlo a posta.
Se puede llegar fácilmente andando desde Thamel, además según íbamos acercándonos podíamos disfrutar de las callejuelas con edificios antiguos, con sus típicos ventanales y miradores tallados de madera. La parte de abajo de estos edificios sirven además como pequeños puestos de comida, o de artesanía. Perderte por estas callejuelas te permite encontrar pequeños templos y estupas en los que la gente reza, y en los que en nuestros primeros días nos quedábamos embobados viendo el ritual.
Durante nuestra estancia en Katmandú también tuvimos la suerte de coincidir un par de días con nuestro amigo Hunch, que habíamos conocido en Varanasi. Él como siempre compartiendo lugares de la ciudad en los que ya había estado, y dándonos más de un consejo para nuestro trekking.
Uno de los lugares que más nos gustó fue el Templo de Swayambhunath o también conocido como el Monkey Temple. Se trata del templo budista más antiguo del valle y está situado sobre una colina al oeste de la ciudad. Este es otro de los siete conjuntos monumentales declarados Patrimonio de la Humanidad. La entrada son 200 Npr. y en esta ocasión aceptamos barco... este era un precio más razonable.
Aquí nuestra primera gran estupa, con pequeños santuarios y templos alrededor. Para llegar hasta él, hay una buena escalinata, nada menos que 365 escalones pero una vez arriba ya no te acordarás de ello. Las vistas de la ciudad de Katmandú desde allí son geniales. Dicen que los mejores momentos son el atardecer y el amanecer, aunque sobre el atardecer os diré que no sé si es por la época del año, pero no hubo ni uno solo bonito. Los días comenzaban por lo general bien pero luego al final del día comenzaban a salir nubes y se fastidiaba. Lo del madrugón hubiera estado muy bien, ya no por amanecer en sí, sino porque es el momento más tranquilo con todos los monjes rezando, pero como nos pillaba un poco lejos de Thamel pues no nos encontramos con fuerza de levantarnos ningún día a las 4 de la mañana.
Justo a los pies de la colina de Swayambhunath veréis otros templos de rezos llenos de ruedas de plegarias, que hacían rodar a su paso, o en el caso de las mas grandes, giraban con ellas varias veces en círculo. Un ritual que veréis constantemente en muchos sitios de la ciudad.
Continuando un poco más hacia adelante por la carretera, llegamos por casualidad hasta el Buddha Park, donde tres inmensos buddhas nos sorprendieron, aunque ahora mismo desgraciadamente no sabemos si seguirán en pie...
Desde Thamel se puede llegar andando hasta Swayambhunath, aunque puede llevarte más de 40 minutos andando. Nosotros a excepción de cuando fuimos a Durbar Square utilizábamos para desplazarnos unas minivans o autobuses que dependiendo de las distancias costaban entre 15 y 25 Npr y te llevaban a cualquier sitio. Por la mañana estaba muy bien cogerlas, aunque la vuelta a medio día eran un poco insufrible por la cantidad de gente que íba, cuando parecía que no entraba nadie más siempre cabía otro, y otro, y otro.... Y el que gritaba las paradas y te daba el billete iba colgado de la puerta del bus y solucionado! Bueno, una experiencia más viajar en transporte local jajjaja
Y como esto de las estupas nos encantó, al día siguiente nos fuimos hasta la estupa de Boudhanth, una de las más grandes del mundo, y también declarada Patrimonio de la Humanidad. Es uno de los sitios más sagrados de todo el país y un lugar especialmente importante para los budistas tibetanos que lo tomaron como centro religioso durante su exilio. Su forma vista desde arriba representa el mandala. Actualmente hay mucha población tibetana asentada en torno a Boudhanath. En esta también se cobra la entrada pero como está en una plaza abierta llena de tiendas alrededor es fácil pasar sin ningún problema.
La estupa de Boudhanath se encuentra en la periferia de Katmandú, así que para llegar es necesario desplazarse en autobús o en taxi. Nosotros en el camino de vuelta aprovechamos para parar en el barrio de Pashupatinath, donde se encuentra otro gran legado Patrimonio de la Humanidad, aunque en este caso nuestra parada fue muy poco aprovechada. El motivo de no verlo, una entrada de 1500 Npr., es decir, nada menos que 15 euros!!! Desde luego sí que era excesiva la entrada, así que decidimos asomar nuestras cabezas, ya que el recinto esta vez si que es cerrado para entrar. Aquí se encuentra uno de los templos hinduístas de Shiva más importantes, y aunque no dudo de que la visita al conjunto de monumentos debe merecer la pena, el templo no puede ser visitado más que por hinduistas.
En Pashupatinath, que está situado a orillas del río Bagmati, también se producen cremaciones en algunos ghats, aunque es complicado verlo si no se paga la entrada ya que estos dan justo a la parte de atrás de donde se encuentra el templo. Nosotros dimos una vuelta alrededor y vimos al lado una colina desde la que paseando pensamos que se podría ver bien desde arriba todo el conjunto de monumentos. Ay! pero esta vez no había manera porque varios militares vigilaban la zona y sin entrada tampoco se podía pasear por allí. Solo justo ya cuando nos íbamos conseguimos colarnos en uno de los ghats que estaban un poco más separados de la entrada y vislumbrar a lo lejos las cremaciones.
Otro de los barrios a las afueras de Katmandú considerado Patrimonio de la Humanidad es Patán con su Durbar Square. Esta plaza es bastante más grande que la de Katmandú, y aunque tiene un gran conjunto de edificios que merecen una visita (no quiero desmerecerla), para nosotros fue de las últimas cosas que vimos antes de irnos, y después de ver la de Katmandú y de ir hasta Bhaktapur, pues como que fue un poco más de lo mismo. A veces cuando viajamos por un tiempo por los mismos sitios, nuestros ojos se acostumbran a lo que ven y la percepción de los sitios no es la misma, pero como podéis ver en las fotos es una maravilla.
La entrada, como siempre nos pareció cara, son 500 Npr. y aunque es fácil pasar por calles secundarias al ser una plaza abierta, en este caso, los que pagan llevan una especie de cartulina de color colgada al cuello, por lo que no es muy cómoda la visita si no se paga ya que tu llevas otro cartel en la frente de "me he colado". Patan está a unos 6 kilómetros del centro de Katmandú por lo que es necesario coger un autobús desde la estación de Ratna Park o ir en taxi.
Información útil :
- El aeropuerto está situado a 6 kms del centro de Katmandú, desde allí hay autobuses por sólo 20 Npr. aunque sí piensas alojarte en Thamel, estos te dejan en Ratna Park, bastante céntrico, pero a 20 minutos andando del destino. Nosotros cuando nos fuimos decidimos hacer el trayecto en taxi y nos costó regateando desde Thamel unos 300 Npr. que viene a ser unos 3 euros.
- Thamel, supuestamente es el barrio mochilero por excelencia, y donde los turistas vamos a buscar alojamiento, pero esa etiqueta de mochilero será por lo de llevar mochila porque lo que es por precios nos parecía todo bastante caro y más viniendo de India, y ya no digamos los restaurantes. Lo mejor son algunas calles paralelas a Thamel donde encontrarás sitios más económicos, sobretodo para comer. La mayoría de las veces ese local chiquitito donde te hacen la comida al momento está más bueno y sabroso que el restaurante que te cobrará casi a precio de Europa un plato que en su país puede costarte menos de 2 euros.
Cuando ves pasar tan de cerca desgracias como esta y te acuerdas de toda esa gente que conociste y han pasado por ello, te hace pensar lo vulnerables que somos en la vida y las muchas cosas que tenemos que agradecer cada día.
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Donaciones
Si aún no lo has hecho, te animo a que te solidarices y hagas tu aportación. No importa si es mucho o poco, lo importante es que entre todos ayudemos de alguna manera, y en estos momentos es la única forma posible. Puedes hacerlo en cualquiera de las ONGs que ahora mismo estaán ayudando, sigue el link para hacer tu donativo online o envía un SMS :
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Envía un SMS con la palabra AYUDA al 28018 (1'20 euros)
Envía un SMS con la palabra AYUDA al 28092 (1'20 euros)
Envía un SMS con la palabra AYUDA al 28018 (1'20 euros)
Artículos relacionados con este viaje:
1º Un recuerdo para siempre de lo que un día fue Katmandú
2º Trekkings en Nepal - Datos prácticos
3º Trekking Annapurna Base Camp. Etapas. I Parte
4º Trekking Annapurna Base Camp. Etapas. II Parte
Preciosa entrada y muy buen recorrido, me ha encantado verlo y más sabiendo que nunca volverá a ser igual. Estoy segura que es un lugar especial en el mundo y que resurgirá pronto.
ResponderEliminarMe encantaría conocer ese ambiente hipilero-montañero. ^_^ Vamos Nepal!!!!
Siempre nos quedará ese bonito recuerdo, y estoy segura que pronto repetiremos. Un destino que hay que seguir teniendo en la lista ;-)
EliminarQué pena la tragedia! Y qué gran experiencia!!! Mucho ánimo que la vida sigue. Esto nos demuestra que hay que vivir el día a día! Un besazo a los dos
ResponderEliminarClaro que sí!!! Hay que saborear y vivir cada día ;-)
EliminarPrecioso post, ¡muchas gracias por compartirlo! Para UNICEF, Nepal también es un país muy especial en el que llevamos trabajando con los niños más de 50 años. Ahora su situación es dramática. No podemos quedar indiferentes.
ResponderEliminarGracias a vosotros por estar ahí! Esperemos que poco a poco lleguen las ayudas y la situación vaya mejorando.
EliminarHola, buena información sobre Nepal. Ya que mencionas el Buddha Park decirte que los 3 Budas siguen en pie y perfectos ;) Yo vivo en Nepal y estaba aquí también cuando el terremoto, es cierto que varios monumentos cayeron pero quedan muchos en pie, merece la pena visitar Nepal el encanto del País sigue estando ahí, ya sea su patrimonio, sus inmensas montañas o su gente. Saludos
ResponderEliminarHola!
EliminarMe alegra saber que aquellos tres magníficos Budas siguen en pie, y totalmente de acuerdo, en que a pesar del terremoto, siempre habrá buenas razones para visitar este país, su gente, sus paisajes, su cultura y sea lo que quede en pie de su patrimonio. Además ahora más que nunca ese turismo es una buena manera de ayudarles a recuperarse!
Un saludo y muchas gracias por comentar ;-)