Praga, nuestro primer viaje en familia fuera de España, una pequeña escapada para ir calentando motores e ir soltándonos poco a poco en esto de viajar con niños. Un destino al que le teníamos muchas ganas estos últimos años, y que por unas cosas o por otras siempre quedaba pendiente.
En Praga todo está relativamente cerca, así que si eres de los que te gusta caminar, es una ciudad para disfrutarla a pie. Cada calle a la que te asomes seguro que verás algo bonito, y que te sorprenderá.
Las principales atracciones se encuentran en la Ciudad Vieja, Malastrana, la zona del Castillo y Nove Mesto. Hay bastante para ver, al igual que muchos museos, aunque creemos que lo más interesante está en sus calles, así que con un par de días completos a buen ritmo son más que suficientes para llevarte una buena idea de la ciudad. Si tienes algún día más, evidentemente siempre es mejor para tomártelo con más calma, y poder incluso entrar en algún museo o ver alguna zona un poco más alejada.
Sin duda, la capital checa nos conquistó. Una ciudad que parece de cuento, y que podríamos ponerle los adjetivos de romántica y bohemia, aunque si te soy sincera por muy bonita que nos parezca si queremos verle todos esos atributos tenemos que madrugar y mucho, tanto como para que la ciudad y su millón de turistas duerman. Nosotros pensábamos que al ir en mayo, en temporada baja, la cosa estaría más flojita, pero Praga está demasiado de moda. A mediodía ya estaba tan abarrotada que a veces era difícil ver hasta los adoquines que pisabas. Sin embargo, el día que hicimos el esfuerzo de madrugar, y digo "esfuerzo" porque con un niño de 4 meses y mal durmiendo se hace cuesta arriba, fue la mayor recompensa que pudimos tener en nuestro viaje. Necesitábamos esperar al último día para ver y respirar la esencia de esta ciudad cuando aún todos estaban empezando a despertar. Uno de los mejores sitios para disfrutarla es desde el Puente San Carlos, prácticamente vacío, sólo con alguna pareja de recién casados japoneses que venían con su fotógrafo personal para tener un bonito recuerdo. Ellos ya sabían bien que había que madrugar.
El Puente San Carlos comunica la Ciudad Vieja con Malastrana. Las vistas del Castillo desde allí son preciosas, y el paseo con su puente custodiado por estatuas a ambos lados se hace imprescindible. Si queréis una foto como las de las postales con ese vaho que sube del río Moldava y sin gente vais a tener que ir de madrugada, sino va a ser misión imposible. Nuestro madrugón no fue tanto como para eso, en otros tiempos lo hubiéramos hecho como si se nos fuera la vida en ello, pero ahora estamos en otro punto jejejje Nosotros nos conformamos con verlo a primerísima hora de la mañana sin a penas gente, porque a otras horas caminar se hacía casi imposible, por no hablar de los atascos que se producen frente a algunas estatuas, por la tradición de que si las tocas te da suerte...
Qué ver en 2 o 3 días en Praga
Si vais 2 ó 3 días a Praga, aquí os destacaré los sitios más relevantes para ver en cada zona.
- Un primer día podría ser recorrer la Ciudad Vieja y el barrio judío, y completarlo si nos quedan fuerzas con un paseo en barco por el río Moldava, acercarnos hasta la Plaza Wenceslao, o animarnos a subir al monte Letna para seguir obteniendo bonitas vistas de la ciudad. Será por panorámicas...
Ciudad Vieja
Dar un paseo por el casco viejo podría ser una buena manera de comenzar a conocer esta ciudad. Sus calles empedradas te llevaran a la preciosa plaza de la Ciudad Vieja, el corazón de Praga desde la Edad Media, desde donde podrás admirar el reloj astronómico o los puntiagudos picos negros de la iglesia gótica Nuestra Señora enfrente del Tyn, la más importante del Barrio Viejo. Imposible que ésta no capte tu atención porque sobresale imponiéndose sobre la plaza, pero mostrándose misteriosa y enigmática, sin dejar ver su entrada y diluyendo sus muros sobre los de otros edificios. Tal cual parece sacada de un cuento de princesas encantadas y malvadas brujas.
El Reloj Astronómico es el símbolo de esta ciudad, viene a ser como la torre Eiffel en Paris o el Big Ben en Londres. Un imprescindible que no te vas a querer perder. Se trata además del reloj medieval más conocido del mundo. Cada hora en punto la gente se aglomera en torno a él para ver durante unos breves minutos el espectáculo de los 12 apóstoles que comienzan a desfilar al abrirse las dos ventanas superiores, mientras que las cuatro figuras exteriores que se encuentran a ambos lados del reloj representando la avaricia, la vanidad, la lujuria y la muerte comienzan también a moverse. Confieso que nos llevó casi dos días hasta dar con la hora en punto, porque siempre que pasábamos acababa de terminar hacia unos minutos; y resulta que cuando por fin lo vimos tampoco nos pareció para tanto, llamándonos la atención la gran expectación que creaba...
El reloj lleva funcionando 605 años a pleno rendimiento, y las malas lenguas dicen que si deja de funcionar esto sería señal de mal augurio, como pasó en el 2002 que tras un fallo la ciudad sufrió una de su mayores inundaciones. Ahora sabemos que los checos son supersticiosos jejjejej
El Reloj Astronómico está en el mismo edificio del Ayuntamiento, y subir a su torre es una de las cosas que más recomendamos porque quizás éste sea uno de los mejores sitios para contemplar Praga, con unas vistas en 360º. Además, si como nosotros vas con carrito, en esta torre no tendrás problema como en otras porque hay ascensor.
Muy cerquita de allí, encontraréis la famosa y ennegrecida Torre de la Pólvora, a la que también podéis subir para volver a tener otra panorámica. Esta se construyó como una de las puertas de entrada a la ciudad y conduce a la Ciudad Vieja, así que muy probablemente, depende de donde estéis ubicados pasaréis por ella antes de llegar a la Plaza de la Ciudad Vieja.
Junto a la Torre de la Pólvora se encuentra otro edificio interesante, la Casa Municipal, actualmente un auditorio y que destaca dentro del arte modernista checo. Nosotros como nos alojábamos muy cerca de la Plaza de la República, cada día atravesábamos este punto antes de comenzar. Por cierto una plaza con mucha vida, llena de tiendas, restaurantes, y supermercados, a un paso del centro pero sin estar en el denso meollo de la Plaza de la Ciudad Vieja.
Barrio Judío
El antiguo barrio judío de Praga, también conocido como Josefov, se encuentra junto a la Ciudad Vieja, y es otra de las visitas casi obligadas, pues cuenta una parte muy importante de la historia que se sucedió en esta ciudad.
La comunidad judía en la capital checa fue una de las mayores de Europa, y como todas en la historia de los judíos estuvo llena de persecuciones y masacres. Hoy en día en este barrio quedan a modo de museo 6 sinagogas que nos cuentan y explican la historia de los judíos, y un cementerio. Éste dice ser de los más impresionantes de toda Europa, y no es para menos después de ver la cantidad de lápidas que se amontonan unas sobre otras en un espacio tan reducido en el puede haber enterradas más de 100.000 personas. Este cementerio era el único lugar permitido para poder enterrarlas.
Hay una entrada conjunta para ver 5 de las sinagogas y el cementerio. La sexta sinagoga, la sinagoga Vieja- Nueva se pagaba aparte. El precio, sinceramente nos pareció caro, unos 12 €, tanto como para pensarnos mucho el entrar o no, ya que una de las partes más bonitas son los edificios en sí por fuera, y eso lo podíamos hacer caminando. Además por dentro, realmente son museos, algunos con orfebrería, telas, y utensilios de sus vidas cotidianas, y otros con fotografías y escritos de su historia. Esto, por muy interesante que sea, no era precisamente algo que nos motivase tanto como para pagar y entrar. Nos daba rabia porque teníamos curiosidad por entrar en el cementerio. Ahora que lo escribo suena un poco morboso, y eso que es una visita que nunca me gusta hacer, pero éste sólo por lo que contaba, era algo que sí que queríamos hacer. Dudamos, lo pensamos mucho, y entonces allí junto a la taquilla vimos en una postal la Sinagoga Española por dentro, y nos pareció tan bonita, que pensamos que con dos razones para querer entrar era suficiente, y que quizás habría alguna más, que de saberlo no nos lo querríamos perder.
Y así vimos la sinagoga Maisel, la sinagoga Klausen, la sinagoga Alta que allí se conoce como sala Ceremonial, la sinagoga Pinkas y por supuesto la sinagoga Española. De todas ellas, como esperábamos, algunos por dentro no nos dijeron nada, eran frías y con una exposición simplemente de objetos cotidianos de ellos. Salimos de allí un poco indiferentes. Sin embargo, la sinagoga Pinkas aunque era austera en su interior, te hacía recorrer un escalofrío por dentro al ver que en todas sus paredes aparecían grabados los 77.297 nombres judíos que fueron asesinados! En el piso superior había una exposición de dibujos hechos por los niños que estuvieron en el campo de concentración de Terezin.
Desde esta sinagoga y para rematar esa sensación amarga, dábamos paso al cementerio, que si alguno finalmente no se anima a pagar la entrada, igual puede asomar un poco las narices desde la puerta de salida que está junto a la entrada de la Sinagoga Alta. Y de todas ellas, como esperábamos la sinagoga Española de estilo morisco nos encantó. En ella se refugiaron los judíos expulsados por los Reyes Católicos en el siglo XV. A las afueras de la sinagoga podréis ver también la estatua de bronce dedicado al famoso escritor Franz Kafka, de origen judío.
Un plus si aún te quedas con ganas de más, hay una séptima sinagoga, la sinagoga de Jerusalem, pero no queda en el barrio judío y también se paga aparte. Nosotros no entramos pero si nos acercamos a verla porque el edificio merece la pena. Está muy cerca de la Plaza Wenceslao.
La comunidad judía en la capital checa fue una de las mayores de Europa, y como todas en la historia de los judíos estuvo llena de persecuciones y masacres. Hoy en día en este barrio quedan a modo de museo 6 sinagogas que nos cuentan y explican la historia de los judíos, y un cementerio. Éste dice ser de los más impresionantes de toda Europa, y no es para menos después de ver la cantidad de lápidas que se amontonan unas sobre otras en un espacio tan reducido en el puede haber enterradas más de 100.000 personas. Este cementerio era el único lugar permitido para poder enterrarlas.
Hay una entrada conjunta para ver 5 de las sinagogas y el cementerio. La sexta sinagoga, la sinagoga Vieja- Nueva se pagaba aparte. El precio, sinceramente nos pareció caro, unos 12 €, tanto como para pensarnos mucho el entrar o no, ya que una de las partes más bonitas son los edificios en sí por fuera, y eso lo podíamos hacer caminando. Además por dentro, realmente son museos, algunos con orfebrería, telas, y utensilios de sus vidas cotidianas, y otros con fotografías y escritos de su historia. Esto, por muy interesante que sea, no era precisamente algo que nos motivase tanto como para pagar y entrar. Nos daba rabia porque teníamos curiosidad por entrar en el cementerio. Ahora que lo escribo suena un poco morboso, y eso que es una visita que nunca me gusta hacer, pero éste sólo por lo que contaba, era algo que sí que queríamos hacer. Dudamos, lo pensamos mucho, y entonces allí junto a la taquilla vimos en una postal la Sinagoga Española por dentro, y nos pareció tan bonita, que pensamos que con dos razones para querer entrar era suficiente, y que quizás habría alguna más, que de saberlo no nos lo querríamos perder.
Y así vimos la sinagoga Maisel, la sinagoga Klausen, la sinagoga Alta que allí se conoce como sala Ceremonial, la sinagoga Pinkas y por supuesto la sinagoga Española. De todas ellas, como esperábamos, algunos por dentro no nos dijeron nada, eran frías y con una exposición simplemente de objetos cotidianos de ellos. Salimos de allí un poco indiferentes. Sin embargo, la sinagoga Pinkas aunque era austera en su interior, te hacía recorrer un escalofrío por dentro al ver que en todas sus paredes aparecían grabados los 77.297 nombres judíos que fueron asesinados! En el piso superior había una exposición de dibujos hechos por los niños que estuvieron en el campo de concentración de Terezin.
Desde esta sinagoga y para rematar esa sensación amarga, dábamos paso al cementerio, que si alguno finalmente no se anima a pagar la entrada, igual puede asomar un poco las narices desde la puerta de salida que está junto a la entrada de la Sinagoga Alta. Y de todas ellas, como esperábamos la sinagoga Española de estilo morisco nos encantó. En ella se refugiaron los judíos expulsados por los Reyes Católicos en el siglo XV. A las afueras de la sinagoga podréis ver también la estatua de bronce dedicado al famoso escritor Franz Kafka, de origen judío.
Un plus si aún te quedas con ganas de más, hay una séptima sinagoga, la sinagoga de Jerusalem, pero no queda en el barrio judío y también se paga aparte. Nosotros no entramos pero si nos acercamos a verla porque el edificio merece la pena. Está muy cerca de la Plaza Wenceslao.
- El segundo día podrías dedicarlo a Malastrana y el Castillo. Este será un día intenso no solo por pateadas y cuestas empinadas, sino porque en esta zona hay bastante que ver.
Malastrana
El barrio de Malastrana es uno de los más antiguos de Praga, y una de las mejores maneras de acceder a él es a través del Puente San Carlos. Este barrio se encuentra a los pies del Castillo, así que de camino tendremos varias visitas pendientes, como la de la Iglesia de San Nicolás, considerada como el máximo exponente del estilo barroco en esta ciudad.
Si el cansancio o el calor os agota en la subida como a nosotros no pasa nada puede ser una buena excusa para repostar energía con una buena cervecita, que por cierto bien barata es, más que el agua ¿Sabías que Praga es uno de los mayores consumidores de cerveza del mundo?
Antes de emprender la subida al Castillo, tras atravesar el puente San Carlos, también es una buena idea ir a dar una vuelta por la animada isla de Kampa, una pequeña isla artificial en el mismo barrio Malastrana.
Si el cansancio o el calor os agota en la subida como a nosotros no pasa nada puede ser una buena excusa para repostar energía con una buena cervecita, que por cierto bien barata es, más que el agua ¿Sabías que Praga es uno de los mayores consumidores de cerveza del mundo?
Antes de emprender la subida al Castillo, tras atravesar el puente San Carlos, también es una buena idea ir a dar una vuelta por la animada isla de Kampa, una pequeña isla artificial en el mismo barrio Malastrana.
A su paso podréis ver el molino del Gran Priorato, uno de los tres molinos de la isla que mejor se conservan y que aún mantiene su rueda sigue funcionando, y también el pequeño trozo de muro que se dedicó tras su muerte a John Lennon, en él que se pintó su retrato pero que hoy en día solo sirve de "muro grafitero" (aunque bueno eso por llamarlo de alguna manera...)
Más alejado, pero también en Malastrana, está el monte Petrin y su torre, aunque yo creo que con todo esto y la visita del Castillo, el día ya será bastante completito.
El Castillo
Una de las mejores visitas de Praga, es su Castillo, considerado como uno de los más grandes del mundo, y es que éste no es un simple castillo, sino un inmenso conjunto arquitectónico que abarca palacios, iglesias y otro tipo de edificios. Hay varios tipos de entradas para hacer la visita. El circuito básico cuesta unos 9'5 € e incluye la catedral de San Vito, el Palacio Real, la basílica de San Jorge, el Callejón de Oro y la torre Daliborka.
Todas las visitas nos gustaron pero especialmente la de la catedral de San Vito y el famoso Callejón de Oro, así como las increíbles vistas que se obtienen desde algunos de sus miradores.
La catedral de San Vito, es el edificio religioso más importante de la República Checa, y un gran ejemplo de arquitectura gótica. Nosotros no somos ni de iglesias ni de catedrales pero hemos de reconocer que impresiona tanto por fuera como por dentro con esas preciosas vidrieras.
El Callejón de Oro es uno de los rincones con más encanto del Castillo y casi que me atrevería a decir de Praga. Parece talmente que estés en un cuento. Realmente como dice su nombre es un pequeño callejón, pero lleno de pequeñas y bajas casas coloridas que en otros tiempos fueron el hogar o lugar de trabajo de los orfebres. Hoy en día algunos son como pequeños museos que muestran como eran antiguamente esas casas por dentro, y otras son pequeñas tiendas de marionetas u otros productos típicos de Praga. A modo de curiosidad, en el nº22 se encuentra la casa de Kafka.
La visita puede llevarte por lo menos un par de horas. Ah! Y para que no te pase como a nosotros, que sepas que todos los días hay un cambio de guardia a las 12h del mediodía frente al Palacio Real. Nosotros no lo sabíamos, y cuando llegamos ya era demasiado tarde, pero el Castillo un poco a desmano y situado tan en lo alto, no es un lugar como para repetir caminata solo por ver un cambio de guardia otro día.
- El tercer día puedes dedicárselo a la Ciudad Nueva, o acercarte hasta el monte Petrin para seguir disfrutando de panorámicas.
*Nota: Este tercer día, si sois muy polvorillas (nosotros solíamos serlo) y os movéis con transporte lo podríais encajar en los dos primeros días.
Ciudad Nueva
La parte de la Ciudad Nueva es bastante amplia, pero se puede hacer un pequeño recorrido pasando por algunos de los puntos más destacados. Un buen sitio para comenzar el recorrido es desde la Plaza Wenceslao, que es donde se inició la caída del comunismo. Una amplia avenida nos lleva hasta la plaza, donde además podremos ver otros edificios singulares como el de la Opera Estatal o el del Museo Nacional.
Desde allí podemos seguir avanzando hasta el famoso edificio de la Casa Danzante. En verdad se trata de un doble edificio en el que sus fachadas se entrelazan como si estuvieran bailando. Una construcción moderna que rompe con la estética de lo que estamos acostumbrados a ver en Praga, pero que se ha convertido en un edificio emblemático de la ciudad. La Casa Danzante también se le conoce como el edificio de Fred&Ginger, que confieso fueron unos de mis actores favoritos cuando era pequeña. Y aunque nosotros, en bailes de salón, somos más de latinos que de standard no pudimos resistirnos en imitar alguna de esas posiciones que recordaban los bailarines.
Frente a la Casa Danzante tenemos uno de los puentes para atravesar el río Moldava y llegar al otro lado. Así podremos aprovechar para subir al monte Petrín, y ver su versión, un poco reducida, de la torre Eiffel desde las que se obtienen unas vistas diferentes. Este es el punto más alto de la ciudad, lo que lo convierte en uno de los miradores más famosos. Para llegar hasta la cima del monte Petrín, podéis seguir entrenando pierna en vuestra visita por Praga, o coger un funicular que te sube hasta arriba. Nosotros no llegamos a ir, excesivo calor y bastantes vistas tuvimos ya, y es que en Praga se puede hacer colección de panorámicas y de torres, por algo la llaman también la Ciudad de las Cien Torres.
Si tenéis algún día extra, quizás seria interesante ir a conocer el Campo de Concentración de Terezín con alguna excursión organizada, o también como nos recomendaron en nuestro alojamiento, Vysehrad, situado al sur de la Ciudad Nueva. Aquí si que será necesario utilizar el transporte, pero puedes llegar perfectamente con el metro. Se trata de otra magnifica fortificación como la del Castillo, aunque dicen que no llega hacerla sombra. En fín, en Praga siempre hay cosas que ver y hacer, así que te quedes los días que te quedes tienes para disfrutar mucho en esta ciudad.
Nosotros fuimos 5 días, pero realmente quitando los dos de viaje que no hicimos nada, con 3 días y yendo con niño fue bastante relajado. Ya lo planificamos así, dando algún día extra porque no sabíamos el ritmo que llevaríamos, aunque tengo que decir que Hugo se portó tan bien, que casi no fue muy diferente de cómo nos tomamos otros viajes de este tipo. De hecho una de las tardes hicimos más bien poco porque nos cayó un buen chaparrón, y aún así vimos todo lo que queríamos ver.
Tips para viajar a Praga
- En la República Checa, aunque esté dentro de la Comunidad Económica Europea, no se paga con euros sino con coronas checas, así que tendrás que cambiar dinero. Mi consejo es llevar el mínimo cambiado desde España, porque tanto aquí como en el aeropuerto en Praga la comisión es abusiva, así que perderás bastante al cambio. Una vez allí, hay un millón de casas de cambio, pero ojo con algunas que no son muy fiables como las de Western Unión, las reconocerás enseguida por el color naranja, están por todas partes. Estas dicen no cobrar comisión pero luego el cambio es malísimo o te lo meten por otro lado. Tampoco debes hacer el cambio en la calle si te lo ofrecen porque no son legales. El mejor sitio es en Exchange, en la calle kaprova 13. Está muy cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja.
- Para ir del aeropuerto al centro de Praga tendrás que coger uno de estos autobuses, el nº100, 119, 254 ó 179 con los que después enlazaras con la línea A o B del metro para llegar a los sitios que desees. Si quieres más información, puedes encontrarla aquí
- Praga se divide por distritos, y las mejores zonas para alojarse y poder hacer las visitas turísticas son en los distritos 1 y 2.
- Praga no resulta cara, pero las entradas sí que lo son y pueden encarecer el viaje, sobretodo si te propones a parte de las típicas visitas como el Castillo o sinagogas, subir a varias torres o entrar en algún museo. En este caso igual podría interesarte la Prague Card porque te ahorrarás dinero, y también además tendrás con ella transporte gratuito. Nosotros no la sacamos porque creemos que para sacarle partido tienes que tener la intención de entrar en bastantes sitios y llevar un buen ritmo en las visitas para que te cunda, ya que es valida para 2 ó 3 días consecutivos. En nuestro caso, yendo con Hugo, y siendo la primera vez que viajábamos con él , la intención no era ver todo sino lo que se pudiera, ya que el ritmo lo iba a marcar él.
- No puedes irte de Praga sin probar sus famosos trdelník, sus típicos dulces que se hacen difícil de pronunciar. Son unos rollos huecos hecho de una masa dulce, con azúcar y canela espolvoreada. Por dentro los puedes rellenar de nata, chocolate o helado. Están deliciosos, y estoy segura que caerás en la tentación con tantos puestos que verás, sobretodo por la Ciudad Vieja.
- Hablando de comida, la gastronomía de Praga no está nada mal. La carne especialmente nos encantó. El precio de los platos puede ser como en España, pero la cantidad es generosa y la calidad buena, incluso en la zona más turística no notamos ni que el precio se disparara o la calidad bajara, algo que se da mucho en otros sitios. Si eres como yo que se te antoja todo lo típico, entonces pídete una sopa goulash servida en una corteza de pan!
Y aunque la comida checa nos gustó mucho, lo que sí que vimos fue mucho restaurante asiático y con mono de volver a saborear algunos de estos platos que tanto comimos en nuestro viaje por Asia, la última noche nos comimos un pad thai de chuparse los dedos, así que todo un acierto también!
Viajar con niños a Praga
Nosotros aún en este viaje no tuvimos que andar buscando muchas actividades para hacer con niños ya que Hugo a penas tenía cuatro meses y no se enteraba mucho, pero aquí os dejamos algunas cosas que os pueden resultar interesantes o útiles si vais con peque:
- Si tu hijo tiene menos de 3 años, no pagara transporte ni él ni su madre. La verdad es que si estás bien ubicado no vas a necesitar transporte, pero a veces los niños están cansados y quieres volver pronto al alojamiento, o simplemente está bien saber que el mismo viaje al aeropuerto te saldrá gratis.
- Generalmente en las estaciones de metro encontrarás ascensor si vas con carrito, aunque en alguna del centro puede ser que no, como nos pasó en Namestí Republiky, y cuando vimos las indicaciones para subir con el carro por unas escaleras mecánicas de vértigo, casi me dio un infarto!
- La mayor parte de los alojamientos son apartamentos o apartahoteles, por lo que es muy cómodo alojarse aquí cuando se va con niños, y lo mejor, que los precios son muy buenos.
- Todo el casco antiguo, y principalmente todo lo que vas a ver está empedrado, así que pasear con el carro es un poco rollo porque hay veces que parece que se te va a descoyuntar el niño o en su defecto el carro por completo. Quizás lo mejor para esta ocasión sea el porteo, aunque Hugo el excesivo traqueteo parecía calmarle y se quedaba torrado jejejjeje Nunca se sabe... También el porteo te será muy útil si pretendes subir a varias de las torres de la ciudad ya que sólo en la del Ayuntamiento y la Petrin tienen ascensor.
- Todo el casco antiguo, y principalmente todo lo que vas a ver está empedrado, así que pasear con el carro es un poco rollo porque hay veces que parece que se te va a descoyuntar el niño o en su defecto el carro por completo. Quizás lo mejor para esta ocasión sea el porteo, aunque Hugo el excesivo traqueteo parecía calmarle y se quedaba torrado jejejjeje Nunca se sabe... También el porteo te será muy útil si pretendes subir a varias de las torres de la ciudad ya que sólo en la del Ayuntamiento y la Petrin tienen ascensor.
- La ciudad está llena de parques para disfrutar de un paseo, relajarse o jugar con ellos, como en la isla de Kampa, el monte Letna o el monte Petrin donde se encuentra el mirador más alto de Praga, y el Laberinto de los Espejos que puede ser muy divertido para los más pequeños.
- Si subes al monte Letna o visitas el Castillo, esto último seguro que lo harás, mira bien las alternativas para bajar. A veces vale más dar un poco más de vuelta o volver por donde se ha venido, que coger el camino más lógico, al no ser que quieras hartarte de bajar escaleras con un carrito y un niño. Nosotros en esto hicimos bastante el primo. Supongo que esto es aplicable a cualquier sitio que quede en lo alto, y hay muchos en Praga.
- Una de las cosas más típicas de Praga que podrás disfrutar con tus hijos es del teatro negro, y su representación más conocida es "Aspects of Alicia" que habla de la transición de Alicia de niña a adolescente desde que dejó el País de las Maravillas. Está destinado para todas las edades, pero nosotros aún vimos demasiado precipitado ir con Hugo, era más fácil que acabaran por invitarnos a abandonar la sala antes de que la función acabase.
Y esto ha sido nuestro primer viaje en familia, aprendiendo unos de otros, y adaptándonos a los cambios en los viajes, pero el balance muy positivo y con ganas de volver a repetir pronto!
Y esto ha sido nuestro primer viaje en familia, aprendiendo unos de otros, y adaptándonos a los cambios en los viajes, pero el balance muy positivo y con ganas de volver a repetir pronto!
Yo también opino como Hugo, creo que lo habeís visto todo! Buen post chicos, si voy algún día al menos no me iré con euros como hubiera dado por hecho! Comeré esos dulces sin falta y veré el reloj que ha sido lo que más me ha gustado =)
ResponderEliminarAy Tania, con lo que te gusta viajar ponlo en tu lista de próximos destinos porque Praga es una maravilla!
EliminarMuchas gracias por pasarte por aquí 😘
También nuestro primer destino fuera de España con nuestra hija fue Praga, junto con Budapest. Buen destino para ir en familia!
ResponderEliminarLa verdad que es un destino cómodo para aventurarte a viajar con ellos. Nosotros no hicimos Budapest por falta de días, pero nos queda pendiente jejejjeje
EliminarPerfecto y completo, tanto para parejas con niños cómo sin ellos.Mas que el cambio de dinero la dificultad está en el idioma, que es muy difícil, cómo en los taxistas.Gracias y a disfrutar mundo.
ResponderEliminarFantastico este post. Una amiga estuvo viviendo un mes en ell barrio de Malastrana y me lo recomendó tambien. Tenia pensando viajar la ciudad justo antes de la pandemia y al final no pudo ser. Espero que sea muy pronto
ResponderEliminarSu artículo me ha despertado una nostalgia tremenda al recordar los días en que vivía en Praga. Todas las recomendaciones que han dado me parecen muy acertadas para quien quiera sentir la vibra de Praga. Una recomendación más sería que no se pierdan el mercado de Naplavka a orillas del río. Solo se pone los fines de semana pero ahí se puede probar mucho de las gastronomía local a precios más accesibles que en los restaurantes. Un saludo y gracias por el excelente artículo
ResponderEliminarQué buena guía! También recomiendo una visita a los parques Letná y Stromovka. Este último es bellísimo durante el otoño por los colores rojizos y amarillos de sus árboles.
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